El ocho (San Luis de Potosí)

domingo, 21 de noviembre de 2010

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Sucede que aqui en San Luis hay un antro que se llama "ocho segundos" y se distingue muy bien por su logotipo: un cráneo (esqueleto) de toro como semejando el clásico cráneo de toro en el desierto, pues bueno, dicen que en una de sus tantas noches de fiesta para los parranderos potosinos y foráneos, pues como siempre la música estaba a todo lo que dá, la gente bailaba emocionada y todos muy euforicos divertidisimos, otros en la barra pidiendo "cubetas"(cubeta o cubo lleno de hielo con cervezas) y el clásico buen ambiente de un antro... ya entrada la noche, seguía la música a todo, el ambiente fenomenal, la gente que estaba ahi no podia dejar de ignorar el hecho de que muchos empezaban a voltear a la entrada de la disco/antro, las miradas se dirijían solo a una persona, a un hombre guapisimo muy bien vestido y vaya que también llegaba muy bien acompañado con dos damas extremadamente hermosas, la primera impresión que daba era de que el hombre era adinerado o era un traficante o alguien muy poderoso, pues bien, la gente estaba maravillada de ver a éste modelito pasar por la pista, este extraño hombre dejó a sus despampanantes mujeres atrás y se dirjió a las mesas para invitar a bailar a una chava sencilla "normal" y pues la chica asombrada y a la vez alagada accede a bailar con él... al estar en la pista bailando cumbia texana el hombre era un bailarin innato! que movimientos tan originales, bailaba la chica emocionada! la agarraba de la cintura le daba vueltas y él zapateaba, brincaba! la gente los veía asombrados de lo bien que lo hacían... pero algo raro sucedía, el lugar se empezó a impregnar de un olor asqueroso, como si hubiera un caño abierto, como azufre... y cual va siendo su sorpresa que al ver bailar y bailar al hombre sólo se le podía ver un pie de humano pues el otro pie que marcaba el paso y el brinco zapateado tenía una enorme pezuña como si tuviera una pata de chivo... a la joven ya no se le veía bailar con él, las dos mujeres despampanantes se perdieron, la gente empezó a gritar y a salir aterrorizada del lugar... también dicen que quién estuvo ahí y vió a este "hombre" aseguran era el "inombrable"... otros dicen que quienes conocen a esta chica que bailó con él, se le marcaron las manos de donde la tocó para bailarla (moverla)...

Actualmente el antro sigue funcionando, y en vez de que su reputación decayera con este suceso, al contrario, es uno de los más visitados por propios y fuereños... algunos siguen llendo tan seguido como pueden, para ver si pueden llegar a ver bailar .....al diablo...

El Departamento de Arriba

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Hola mi nombre es Vicky, soy de Lima Peru y tengo algo que contarles, a decir verdad no es una leyenda sino una Historia porque es real, es más hasta el día de hoy siento los sonidos. Yo tengo cinco años de relación con mi novio que vive en el primer piso de un edificio, siempre que iba a su casa escuchaba sonidos como que movian cosas, para ser más exacta muebles, algo asi como mesa o sillones, siempre pense que los inquilinos del segundo piso estaban limpiando y por eso movian sus cosas, hasta hace tres meses que me mude a vivir con él y con mi pequeño bebé, el segundo sabado que tenía ya viviendo ahí con él llegue de trabajar a las 2 de la tarde mas o menos recogí a mi bebé de la guarderia en donde lo cuidan y después de comer me dispuse a dormir con mi bebé toda la tarde, en esa tarde escuche los sonidos que movían las cosas, pero ése sábado ya era algo incansable, porque no dejaban de mover las cosas y ya me pareció extraño, hasta que me tuve que levantar, vi el reloj y eran las 7 de la noche y mi bebé seguía durmiendo, asi que salí de la habitación y prendi las luces de la sala porque todo estaba oscuro, salí al patio a ver que pasaba en el segundo nivel, pense que quizás se estaban mudando, hasta que salí a ver que sucedía y me dí con la sorpresa que en ese departamento las luces estaban apagadas y no había nadie, es más tenía un letrero en la ventana que se rentaba o vendía en depa, me pareció raro pero no le el mayor caso.

Luego a la semana siguiente mi cuñada me comento que estaba buscando departamento para mudarse y le dije que el departamento del segundo nivel tenía un letrero que decía que lo querían vender o alquilar y es cuando ella me dijo que en ese depa penaban. Mi cuñada vivió hace unos años en el mismo edificio, en el cuarto nivel y me dijo que siempre los chicos del edificio contaban eso. Hasta que le pregunte a mi novio y me contó que en ese depa vivían unas hermanas de raza negra y una niña, ellas se dedicabana vender pollo en un mercado de la zona pero también se dedicaban a la magia negra, una de ellas murio de cáncer y a la otra la mataron, de la niña no se sabe nada, sólo de los familiares que desean vender ese depa porque no tienen interes de habitarlo, quizas por las apariciones de estos fantasmas.

Hasta ahora escucho los sonidos de los muebles, al parecer es un sofà y también el sonido de una especie de canicas o bolitas, pero pesadas que caen en el suelo, y supongo que son bolitas porque hasta se escuchan los rebotes, si es bien cierto que existen estos sonidos, también cave recalcar que son espirítus que quizas no encuentran la paz, pero no le hacen daño a nadie!

Espero les haya gustado esta historia, hasta el día de hoy escucho estos sonidos, pero ya me acostumbre....Gracias por la atención prestada.

La Maldición del Pasaje San Bartolo

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Un amigo me conto la siguente historia; el y su familia habian ido de vacaciones por que el vive en argentina y se habian hospedado en un hotel del callao y como aca en el peru tenia muchos amigos ya que venia seguido uno de sus "patas" le dijo que fuera a una pasaje abandonado el cual se habia quemado hacia ya 20 años el como era muy valiente acepto ese fue el comienzo de su pesadilla.

Al dia siguiente a medianoche el fue con solo una persona para confirmar que habia ido al pasaje esa persona no quiso entrar pero el todo armado de valor entro con una linterna se veia que todo estaba quemado pero de pronto empezo a subir la temperatura y empezo a ver cosas negras que le rozaban y despues de unos segundos vio la escena mas degarradora que alguien pueda vivir vio como se quemaba esa gente es decir que revivio lo ocurido y vio como tanta gente con bebes, madres embarazadas se quemaban y unos gritos que el jamas pudo olvidar apenas termino todo salio del lugar y gritaba y lloraba desconsoladamente el chico pronto volvio a argentina para ya no volver. Nadie a comprobado esto ya que demolieron ese pasaje despues de un mes de la experiencia de este chico. No se si es verdad ya que un amigo me lo conto.

Bela Kiss, el asesino húngaro

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BELA KISS era un húngaro que vivía en el pequeño pueblo de Czinkota. Allí había llegado acompañado de su esposa, una joven que respondía al nombre de Maria, y la gente le adoraba por su carácter amable y atento. Era lo que solemos confundir con una "buena persona".



Tenía dinero, de modo que cuando llegó al pueblo alquiló una casa y empleó a dos criados que pasaban la noche en sus propios hogares por deseo expreso del húngaro. Ambos hombres hablaban maravillas de su atención pero coincidían en que tenía gustos raros y era poco hablador.

El húngaro solía pasar épocas fuera de casa y los habitantes del pueblo se percataron de que durante aquellas ausencias María se veía en la casa con un joven llamado Paul Bihari. Justo cuando aquellas gentes consideraron justo avisar de la infidelidad de Maria, Bela se encontró con la casa vacía y una carta de su esposa que le avisaba de su abandono. Los criados le encontraron llorando con la carta en la mano. Al tiempo que el pueblo se acercaba a él para tenderle su apoyo, él se aislaba del resto del mundo para consolarse y sufrir en soledad.

Casa de Bela Kiss



En la nueva época de su vida en lugar de los criados vino a trabajar una ama de llaves. En cierto momento Bela le pidió que durante unos días no pasara por la casa porque iba a venir una antigua amiga suya. Y llegó la joven distinguida. Unos días después Bela llamó al ama de llaves para que volviese al trabajo. De nuevo hizo otro viaje a Budapest y volvió con una mujer. No era la otra, era una chica más alta, y el ama de llaves tuvo órdenes de no volver a la casa hasta nuevo aviso. El húngaro vivía de rentas, no trabajaba y se gastó un dinero en fabricar unos depósitos cilíndricos de gran tamaño en su sótano. Mientras tanto el ama de llaves se apenaba de que las mujeres que le visitaran no llegasen nunca a quedarse con Bela, pero imaginaba que algún día tendría suerte y volvería a casarse.


En aquella época el Condestable del pueblo tuvo una conversación con él acerca de una posible y próxima guerra, y ambos estuvieron de acuerdo en que se echaría en falta la gasolina si aquello se producía, de modo que Bela invitó al Condestable a visitar su sótano y le mostró uno de los bidones que estaba lleno de gasolina. El Condestable aprobó su carácter previsorio y le felicitó. Bela Kiss continuó trayendo a casa a mujeres, tiempo durante el cual el ama de llaves era despedida y contratada intermitentemente, y los periódicos de Budapest daban avisos de mujeres desaparecidas. Se tenía como sospechoso a un tal Hoffman, pero éste también terminó desapareciendo. Con el estallido de la primera guerra europea Bela fue disminuyendo sus viajes y sus citas, y éstas fueron definitivamente ya imposibles cuando fue reclutado para luchar. Bela alegó no poder enrolarse porque sufría del corazón pero tras hacerle una revisión médica descubrieron que la enfermedad era falsa y lo reclutaron. Bela, que en su visita al sótano con el Condestable le había ofrecido a éste que hiciera uso de los bidones si él moría, le recordó ahora su promesa. Si moría, el Condestable debía hacerse cargo de los bidones. Confiado, le entregó la llave y marchó con el Cuerpo de Ejército. Cinco meses después se recibió en el pueblo la noticia de la muerte de Bela Kiss, aquel triste y maravilloso hombre que tanto adoraban en Czinkota, y el Condestable hizo público el deseo del húngaro de que se utilizase el combustible de los bidones de su sótano. Un día pasó por allí un camión militar falto de gasolina y el hombre les dijo que podían usar la gasolina de los bidones de Bela Kiss. Les ofreció que cogieran uno y los soldados trataron de mover uno de los bidones pero se quejaron de que algo sólido parecía moverse dentro del líquido y pesaba demasiado.

Los hombres abrieron el bidón y gritaron al unísono al descubrir a una joven desnuda, estrangulada con una bufanda de seda y conservada en litros de alcohol. Haciendo acopio de valor abrieron el resto de los bidones y en cada uno de ellos descubrieron cuerpos jóvenes, desnudos y asesinados del mismo modo conservados en alcohol. Sólo un bidón contenía gasolina.

Bidones donde se encontraron cuerpos



Tras dar parte a la policía y proseguir las investigaciones se supo que el desaparecido Hoffman, aquel sospechoso al que se perseguía por las desapariciones femeninas, era Bela Kiss, que había estado manteniendo correspondencia con 19 mujeres a través de las cuales supo de sus posiciones económicas y situaciones familiares. Todas las mujeres estaban repartidas entre aquellos bidones de alcohol y un almacén de un pueblo cercano a Czinkota. Además se descubrieron los cuerpos de Maria y su amante, Paul Bihari, en el sótano de la casa.

Un día llegó a Budapest una increíble noticia: Bela Kiss no había fallecido en la guerra, había desertado. Se hizo una búsqueda que no fructificó y se escucharon muchos relatos acerca de dónde se le podía haber visto, pero fue un desertor de la Legión Extranjera francesa quien dio seguramente la pista más fiable: el hombre dijo que había conocido a un tipo que alardeaba de haber hecho una fortuna asesinando a mujeres ricas.

La policía ya le había echado el ojo pero antes de echarle el guante y capturarle, Bela, con un sexto sentido y sin sospechar que estaba en el punto de mira de la policía, volvió a huir. Se supuso que se había exiliado en algún lugar de Sudamérica donde su aspecto moreno le haría pasar desapercibido. No se supo más de él.

El hotel de la muerte

miércoles, 10 de noviembre de 2010

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Herman Webster Mudgett, “El Dr. H. H. Holmes” (1861–7 de mayo de 1896) fue un asesino en serie americano que capturó, torturó y asesinó a unos doscientos huéspedes en su hotel de Chicago, que llegó a conocerse con los nombres de “The Castle” o “The Murder Castle”. Se trataba de un hombre alto, apuesto, elegantemente vestido, un verdadero seductor que lograba con facilidad la confianza de las mujeres.

Su hotel se encontraba en el suburbio de Englewood en Chicago y, todavía en la actualidad, puede considerarse la “mansión de matar” más sofisticada de la historia de la criminología. El aspecto exterior del edificio era algo extraño, pero indudablemente su interior lo era aún más: toda la estructura estaba llena de cuartos insonorizados, pasadizos secretos, toboganes que conducían al sótano, trampas, agujeros disimulados en las paredes que permitían ver lo que sucedía en las habitaciones e, incluso, cañerías de gas colocadas debajo del parquet, que se accionaban desde el subsuelo para asfixiar a los huéspedes. En los sótanos había un horno crematorio, una tinaja con ácido sulfúrico, pilas con cal viva y una mesa de disección anatómica, con numerosos bisturíes, sierras y otras herramientas.

 El hotel de Holmes

Herman Webster Mudgett nació en 1860 en Gilmanton, en el seno de una acaudalada y puritana familia de New Hampshire. Era un muchacho problemático, cruel con los animales y los niños pequeños. Sin embargo, sabía ser encantador con las mujeres. Desde muy joven se interesó por conquistar a mujeres adineradas para vivir a su costa. En 1878, con 18 años, se casó con una joven llamada Clara Lovering, hija de un próspero granjero de Loudon (New Hampshire). En 1879 inicia sus estudios de medicina en la Universidad de Michigan, cuyos gastos fueron sufragados con la herencia de su esposa. Mientras era estudiante, ideó un método para conseguir estafar a las compañías de seguros: robaba cadáveres del laboratorio, los desfiguraba y los colocaba en lugares de forma que parecía que habían muerto en accidente. Con anterioridad, Holmes había contratado polizas de seguros sobre supuestos familiares de los cadáveres y recogía el dinero cuando los cuerpos eran descubiertos.

Después de asegurar un cadáver por 12.500 dólares y tener éxito en este fraude se marchó de Michigan y abandonó a su mujer y a su pequeño hijo.

Durante unos seis años se supo poco de Holmes. Al parecer estuvo en diferentes estados. Decidió marcharse al estado de Nueva York, enseñó en la escuela de Clinton County, alojándose en la casa de un granjero a cuya esposa sedujo, dejó embarazada y abandonó dejando, incluso, la cuenta sin pagar. En 1885 se trasladó a Chicago.

Mudgett tuvo incontables conquistas. Enamoró a una preciosa y millonaria joven llamada Myrtle Z. Belknap. La chica, en un principio, ofreció ciertas resistencias pero Mudgett consiguió ganar su confianza y se casó con ella (a pesar de no tener el divorcio de su primera mujer) y tuvieron una hija. A través de unas falsificaciones de escrituras, estafó a su familia política 5.000 dólares, que empleó en construir, en Wilmette, una lujosa residencia.

En 1887 logró, en las afueras de Englewood, una comunidad tranquila del sur de Chicago, la gerencia de una farmacia propiedad de una ingenua viuda, “Mrs. Dr. Holden”, una señora mayor de la que fue su amante y hombre de confianza. La cortesía y el encanto de Holmes atrajeron a muchas damas al establecimiento. La señora Holden estaba muy feliz con la prosperidad de su negocio. Sin embargo, su hombre de confianza, mediante falsificaciones de contabilidad y malversaciones de fondos, se hizo el dueño de todos los bienes de la viuda, a la que hizo “desaparecer”. Él afirmó que le había comprado la farmacia justo antes de que ella decidiera marcharse al oeste.

Mudgett ideó, entonces, construir un hotel que se inaugurase para la Exposición Universal de Chicago de 1893 y, así, aprovechar el gran número de personas que acudirían a la ciudad, entre las que se encontrarían muchas mujeres ricas y solas. Holmes, a través de una serie de estafas, consiguió un solar junto a su farmacia e inició en 1890 la construcción de un extraño hotel con aspecto de fortaleza medieval, cuya interior diseñó él mismo. No hay registros en los que aparezca cómo Holmes decidió llamar a su hotel, pero siempre fue conocido como “The Murder Castle”. Recurrió a numerosas empresas de construcción, que despedía al poco tiempo y a las que nunca pagaba. Los cambios constantes hacían que sólo Holmes conociese en profundidad el edificio cuyo extraña construcción podía haber levantado las sospechas de la gente. El hotel tenía tres plantas, un sótano y unas falsas almenas. Había más de 60 habitaciones y 51 puertas. En el edificio había numerosas trampillas, escaleras ocultas, pasadizos secretos, cuartos sin ventana, toboganes que conducían al sótano y puertas correderas que daban a un complejo laberinto de pasillos secretos desde los cuales, por unas ventanillas disimuladas en las paredes, Holmes observaba el movimiento de sus clientes, sobre todo si eran mujeres.La primera planta del edificio tenía almacenes y tiendas mientras que las plantas superiores estaban ocupadas por amplias estancias . En la segunda planta se encontraba una oficina de Holmes. La mayoría de las habitaciones estaban destinadas a los huéspedes.

Bajo el parquet, una instalación eléctrica le permitía seguir en un panel indicador instalado en su despacho el desplazamiento de los huéspedes. Acabar con sus vidas era fácil. Con sólo abrir unos grifos de gas, podía asfixiar a los ocupantes de varias habitaciones. Otras estancias tenían sopletes en las paredes recubiertas de planchas de hierro. Un montacargas y dos toboganes servían para hacer bajar los cadáveres a una bodega, donde podían ser disueltos en una cubeta de ácido sulfúrico, reducidos a polvo en un incinerador o sumergidos en unas cubas llena de cal viva.Este sádico asesino podía también torturar a sus víctimas antes de acabar con sus vidas. En una habitación, que llamaba “el calabozo”, tenía innumerables objetos de tortura. Entre las máquinas sádicas instaladas por Holmes, llamó la atención de los periodistas el autómata que permitía cosquillear la planta de los pies de las víctimas hasta que literalmente morían de risa.

Si alguna víctima intentaba escapar de su celda, se activaba una alarma que sonaba en las habitaciones de Holmes. La policía dedujo que algunos de los desdichados huéspedes fueron mantenidos en cautividad durante meses antes de su muerte.